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El baile de Navidad. Kimi ni todoke. Capitulo 3

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Alquimista-de-acero's avatar
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Capítulo III:

Los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina, sin embargo los estudiantes de la escuela Kitahoro estaban más entusiasmados en el evento de navidad que en los estudios. Todo el colegio estaba ansiando que las vacaciones de invierno tocaran sus puertas. A pesar de esto uno de cada diez alumnos si estaban interesados en estos exámenes, un ejemplo claro, era Kuronuma Sawako. La chica que en un principio era la chica que más escalofríos daba ahora era la profesora particular de todo su curso, y quizás alguno que otros. Ella era muy buena en los estudios, y este además era su pasatiempo favorito, le daba vergüenza enseñar pero así mismo le encantaba y de alguna forma se sentía útil para algo, eso era algo que realmente la satisfacía mucho.
Las clases particulares de Kuronuma comenzaban apenas finalizaban las clases de matemáticas, la cual era la última hora de toda la jornada lectiva. Medio curso se había quedado después de horas para poder tener el placer de estar en las clases de Kuronuma, que gracias a Dios realmente servían, a la hora de hacer el examen las dudas se despejaban rápidos, y todos podían calificarse con buenas notas. Sawako estaba orgullosa de su talento, cada día se ponía en serio, armaba apuntes para cada uno, y se los entregaban, las explicaciones eran exactas y muy fáciles de entender.
Finalmente el día tan esperado para algunos había llegado, los exámenes. Por suerte no fue muy pesado, las horas pasaron volando y los exámenes se fueron descartando como lo hace uno al jugar a La Lova. Al día siguiente se encontraban alistadas las notas, sobre las pizarras y gracias al Cielo todos habían salido bien. Kuronuma se alivió notablemente y pudo dirigirse a su casa tranquila.

             *          *        *           *

Finalmente tal como prometieron el encuentro tan esperado había llegado. Kuronuma esperó ansiosa  la llegada del muchacho, su novio. A pesar de todo estaba muy nerviosa, y aunque no era la única que lo estaba, comenzó a hacer algunos pastelillos para acompañar la merienda. Se colocó su delantal, guantes y empezó a hornear los pastelillos en forma de mofin. Al fin y al cabo, pasado la media hora el timbre de la casa sonó enloquecido. Su padre tanteó para atender al joven pero definitivamente Sawako le ganó por mucho, abrió la puerta desesperada y nerviosísima.
-¡K-Kazehaya-kun!. –Llamó a su novio, con el rostro sonrojado y algo desconcertada. –Bienvenido.
-Ku-Kuronuma-san. –Replicó, tartamudeando. Luego de la orden se limitó a entrar, y justo a sus espaldas Kuronuma cerró la puerta. Lo hizo pasar al living y tomó su abrigo, lo colgó y luego saludó a sus padres. La familia Kuronuma hizo exactamente lo mismo. Sawako le dijo que subiera a su cuarto lo esperara y que se pusiera cómodo, que en un minuto subía.
Sin decir más, subió las escaleras y pudo ubicar rápidamente su habitación. Al entrar no se llevó mucha sorpresa ya que no era la primera vez que entraba a su cuarto, era la segunda. Pudo ver que las cosas no cambiaron mucho y se sentó en su cama, la cual era cómoda y limpia.
Pasado los tres minutos y medio, se podían escuchar los pasos de la jovencita subir las escaleras de maderas directamente hacia su cuarto. Abrió la puerta cuidadosamente y con ella traía una bandeja con pastelillos de frutilla y chocolate. Se podía sentir el aroma tan delicioso y recién horneado. Kazehaya dejó que ése olor se impregnara en su nariz y luego ayudó a dejar la bandeja sobre la pequeña mesa ratona que se encontraba en el centro de la habitación. Una vez apoyada la bandeja ambos se miraron a los ojos por unos minutos incansables, y cuando se dieron cuenta ya estaban completamente rojos.
-L-lo siento. –Se disculpó torpemente Kazehaya. -¿Me ibas a mostrar los trajes para la fiesta de Navidad no?
-S-si. –Respondió sonrojada. Se levantó y se dirigió a su armario, donde al abrir una puerta sacó de ésta una caja, luego la depositó sobre la mesa. –Este traje es para ti, pensaba en éste diseño, creo que te quedaría bien. Aunque claro, sino te gusta puedes decirme. –Aclaró.
-M-me gusta. –Pronunció satisfecho. –Diseñas muy bien. Ah, por cierto. Me preguntaba si le podías o te gustaría diseñarle un trajecito para Maru-chan. ¿T-Te parece?
-¿Maru-chan? –Sus ojos brillaron como estrellitas, estaba encantada. –Con mucho gusto. Maru se vería muy bien con un trajecito de Santa Claus. Aunque –Su opinión había cambiado rotundamente. -¿Te parecería mejor sólo comprarle cascabeles y un gorrito?
-Claro! Me gusta la idea. –Sonrió tiernamente, y luego se detuvo a pensar en algo. -¿Y tú?
-Aún estoy pensando, pero quizás sea de color rosa, es un color que realmente me gusta. –Confesó apenada.
Nuevamente el silencio reinó la habitación, la pareja quedó callada por varios minutos, hasta que Kazehaya notó que detrás de tantos papeles, debajo del mueble donde estaba el televisor, se encontraban unos Cd's, estos discos eran de música clásica. Avergonzado preguntó.
-Kuronuma-san. –Señaló a los Cd's. –Aquéllos Cd's, son de música clásica ¿No es así? .-La chica siguió su dedo atontada hasta llegar al objetivo.
-Sí. ¿Por qué?
-Mm..¿Te gustaría que ensayemos? –Consultó.
-¿Bailar dices? –Intentó comprender atónita.
-Sí.
-Ouh, entiendo. –Dudó unos segundos hasta que asintió en silencio. Ambos se levantaron, Sawako colocó el Cd y cuando la música comenzó a sonar, ambos se pusieron en la postura. Aunque torpe como siempre.
En el momento en que Kazehaya colocó su mano sobre la cintura de la joven, ella se sobresaltó, o mejor dicho ambos. Sus mejillas se tornaron color rojo carmesí rápidamente, y aunque decidieron llevarse por la música, siguieron bailando o intentando. Una vez que se pusieron de acuerdo para que lado comenzar a girar, Shouta dio el primer paso y dio la primera vuelta, por parte de la chica solo se seguía la corriente. La pareja comenzó a girar de forma prolija y casi sin errores, aunque no estaban de más los pisoteos y las amenazas de caídas, sin embargo consiguieron coordinar sus pies al compás de la sinfonía hasta lograr dar vueltas sin ningún tropiezo, pisadas o caídas. Finalmente le habían agarrado la mano. Después de todo no fue tan difícil como parecía. Cuando la sonata de Frédéric iba a terminar, su padre interrumpió llamando a  la puerta. Tan interesante estuvo el ensayo que no se percataron de la hora. Eran las ocho y media de la noche. Y lo notaron cuando sintieron sus cuerpos muy agotados.

Sawako acompañó a Kazehaya hasta la puerta de la casa, éste saludó a todos y marchó satisfecho. Estaban contentos porque finalmente habían aprendido a bailar, y ahora nadie se podía burlar de ellos.


                 *            *           *          *

A veces la mala suerte te persigue, pero no siempre pasará eso, hay que ser positivo y pensar en las cosas buenas. La buena suerte vendrá cuando creas en ella. Ken iba caminando por las calles de Kitahoro, hasta que se le cruza por la cabeza ir al almacén de 24 horas, donde de pura casualidad se encuentra con la persona que más deseaba encontrarse. Se escondió detrás de algunos estantes como pudo y la observó, en aquélla tienda había de todo. La chica se encontraba en la sección de Cd's de música J-Pop, buscando algún cantante del cual era fanática. El rubio no pudo evitar estremecerse al verla tan frágil y femenina en ése momento, deseaba con todas sus fuerzas ir y abrazarla o quizás declararse después de mucho tiempo.
Luego de mantener esa postura detrás de los estantes cercanos a la sección de Cd's como si fuera un abusador, finalmente se decidió a pasarse por la caja. El aprovechó y compró lo que necesitaba y cuando lo encontró se coló detrás de ella, formando la fila. Disimuló que no pasaba nada, pero por su parte lo notó al instante. Por lo que enojada consultó.
-¿Qué haces idiota? –Frunció el ceño y le enseñó el dinero correspondiente a la cajera. Una vez tomado el producto se volteó bruscamente.
-N-nada. –Contestó poniéndose a la defensiva. –¿Puedo hablar contigo?
-¿Conmigo? ¿Tú y yo? –Interrogó arrogante.
-S-Si. –Replicó algo simpático. La chica bufó y luego se dirigió a la salida. Miura se apresuró a pagar su producto y salió al mismo tiempo que ella. -¡Espérame!
-¿Qué quieres Miura? –Cuando giró el cuerpo rotundamente no pudo evitar chocarse con el chico, que además de ser más alto tenía un buen cuerpo. –Ah! –Se sobresaltó, al rebotar con el chico fue inevitable sonrojarse. Antes de que cayera al suelo él la tomó de reflejo absoluto.
-¿Estás bien? –Inquirió mientras la sujetaba de la mano. –L-lo siento.
-¡Eres muy torpe! Imbécil! ¿Qué no ves por dónde vas? –Gritó eufórica y fastidiosa. –Sólo haces que me caiga y sufra las consecuencias, por tus estupideces.
-¡Lo siento! –Disculpó arrepentido. –En serio. –Su tono bajó hasta notarse preocupado. Ella logró entender sus intenciones, y que claramente no eran malas. Era la primera vez que tenía una relación tan molesta y extraña a la vez, y mucho más sabiendo qué tipo de chico era.
-Cállate. –Calló algo avergonzada al decirlo como si no estuviera del todo enojada. –Bien, dime qué quieres.
-Acá no podemos hablar bien –Comentó poco convencido y luego sugirió. -¿Te parece ir a un bar cercano?
-Como quieras, sólo vamos! –Ordenó.

                *            *             *         *

En el trayecto solo caminaron en silencio, sin decir ni una sola palabra, y mucho menos escuchar ni un solo sonido extraño de parte de los dos. Era incómodo, pero por alguna extraña razón ambos se sentían bien. Kurumi aún seguía teniendo sentimientos hacia el chico más popular de la escuela, por lo que era imposible negar que no sentía nada hacia él. Aún así, Miura siempre se había comportado bien con ella, o al menos eso intentaba, a pesar de que siempre eran encuentros torpes y con propina de golpes, pero eso le hacia sentir una extraña y linda sensación en el pecho. ¿Será tranquilidad?¿Seguridad?¿Amor? Aunque la última pregunta la descartaba al instante. Era muy orgullosa, y no quería admitir nada que no tenga que ver con Kazehaya. Y tampoco pretendía seguir perdiendo contra Sawako. Mientras eso se le pasaba por su mente, miró detenidamente la espalda del rubio, ya que éste caminaba unos pasos más adelante que ella, se sonrojó al verlo desde atrás, aunque no supo la verdadera razón y no quería saberlo tampoco.
Luego de una caminata incansable llegaron a un bar en el cual entraron y eligieron mesa. La mesa más cercana era la que estaba junto a la ventana. Se sentaron y pidieron bebidas. Ahora solo tocaba hablar, a Ken no le parecía algo fácil entablar una conversación seria con ella. Tragó saliva y comenzó a hablar, juntando sus manos sobre la mesa.
-Es respecto al evento de navidad, quiero decir el baile.
-¿El baile? –Repitió confusa, hasta que recordó. –Cierto! El que organizan los del centro de Estudiantes. ¿Qué pasa con eso? –Preguntó, aunque sabía que su tema principal era invitarla. Sin embargo intentaba fingir lo que más pudiera.
-¿Estás libre? –Comentó algo nervioso.
-¿Libre? –Pensó en aquélla pregunta y luego respondió recta. –Sí.
-¿Nadie te ha invitado aún? –Volvió a consultar. Pero justo la mesera llegó con las bebidas, le sirvió en los vasos y luego se marchó. Ella tomó un largo sorbo, intentando tomarse todo el tiempo del mundo. Hasta que respondió.
-No. ¿Por qué?
-Mm..-Empezó a meditar, desviando la mirada una y otra vez, tenía el presentimiento que lo rechazaría. Pero sin querer seguir perdiendo el tiempo confesó. –Me gustas.
-¿EH? –Su expresión era indescriptible. Como rayos había terminado en ése lugar, ¿fue una trampa? ¿O lo hizo a propósito? Sus mejillas se sonrojaron notablemente. –Q-Qué. –Su voz comenzó a temblar, y quiso escapar, pero su mirada la atrapó, su mirada fue muy seductiva. –No me mires así, Miura! –Ordenó avergonzada.
-Es mi única Mirada. –Bromeó. -¿Qué dices?¿Vamos juntos al baile? –Inquirió esbozando una dulce sonrisa, volviendo a desviar de tema bruscamente.  
-¡I-I-ID-- -Quiso pronunciar ese insulto, pero era tarde, su corazón se había acelerado rápidamente, y las manos de Miura se habían posado sobre las de ellas, tranquilizándola y de alguna forma u otra convenciéndola. -¿Qué haces?
-Acepta. Por favor. –Su mirada la volvió a intimidar.
Aquél chico si que era bueno en eso, pudo conquistarla, y los rumores realmente eran ciertos. Dudó por varios segundos, hasta que no tuvo otra opción. Y asintió totalmente roja.
-S-S-Si.


Ése día Ken se fue satisfecho. Y aunque no estuvieran saliendo, aunque sea lo intentaría en la fiesta. Por lo menos pudo invitarla, había sido un gran progreso. La acompañó hasta donde pudo y luego se marchó a su casa.
La navidad estaba cerca. La principal prueba era; las decoraciones típicas sobre las calles y la plaza principal. Ya podía sentirse el espíritu navideño sobre Kitahoro.

Continuará…….
Acá les traigo el capitulo 3

esperoque les guste!!! 8DD




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